Obra

Más trabajo heróico (More Heroic Work)

Leyenda

2006
Instalación
Papel destruido con máquina destructora de documentos
Dimensiones Variables
Cortesía del artista

 

Artista

Por

Texto

En realidad es muy triste, pero las palabras le han fallado a Eugenia Calvo. Tal vez sólo lo considero triste porque soy escritor, y quizá sólo sea triste al comienzo. Después irrumpe la belleza, como lluvia que brota de los aspersores de techo durante un incendio.

Las palabras son sólo herramientas después de todo. Y a veces simplemente no funcionan. Por ejemplo, yo que no tengo tantas herramientas tengo que ideármelas para destapar el lavabo con tan sólo un martillo rojo de goma, o reparar la manija rota de la puerta con una aguja e hilo color lavanda. Evidentemente no son las herramientas correctas, pero me las arreglo con lo que tengo.

Eugenia no.

Las palabras comenzaron a fallarle aquí y allá: un sinónimo inadecuado, de pronto una idea intraducible, o una frase trillada. Esto, claro, sucede bastante a menudo, pero para la mayoría de nosotros es un punto ciego. Uno tiene que realmente mirar muy de cerca para darse cuenta que hay un punto ciego; a cada rato usamos palabras incorrectas o vamos por la traducción aproximada. Algunos idiomas no tienen palabra para el color azul. Y no es que sus hablantes no sepan qué es el azul, simplemente les parece más fácil no verlo. Es difícil ver cosas para las cuales no se tienen palabras.

Eugenia leyó a Wittgenstein: “De lo que no se puede hablar, hay que callar”, pero lo ignoró de inmediato. El lenguaje naufragó y ella seguía avanzando, como en crisis. El fracaso de la palabra se llenó con objetos temporales. Quizá haya empezado con los platos de la cena. Acomodaba su comida de esa forma. Las imágenes de los platos le sirvieron mucho en este caso. De hecho me pregunto si de haber habido sólo platos blancos en su casa Eugenia habría logrado tales innovaciones lingüísticas.

La metástasis se disparó desde allí. Consiguió inventar nuevas gramáticas, nuevas sintaxis, idiomas con todo y metáforas propias; juegos de palabras.

Cual urraca, Eugenia arma objetos con incomparable sutileza. El reacomodo de sus muebles bien podría concebir una nueva rama de la lingüística ocupada únicamente de estudiar tales ordenamientos. Desafortunadamente para la ciencia, las acciones de Eugenia han adquirido carácter folclórico y se vislumbra ya una industria de adivinaciones dedicada a interpretar sus arreglos, a extraer significados esotéricos de sus muestras misteriosas. La verdad es que todos se equivocan. A veces lo que quiere decir es “limitaciones importantes” o “estoy enamorada” y le asignan todo tipo de interpretaciones erróneas, augurios ridículos sobre política o sobre carreras artísticas.

Las figuras del papel tapiz sí importan.

Eugenia no habla, pero sigue creando nuevas lingüísticas del objeto, más allá de la comida, de los muebles, de los arreglos de emergencia con cabello humano, de las peceras.

Ha colocado tiras de papel en los límites de una habitación en penumbras y yo me he puesto a meditar profundamente en esto. No se pueden traducir. Tan sólo son los términos más aproximados que encontré, aunque debo admitir que mi lenguaje es un poco aletargado en comparación con aquellas altas torres de papel, que se mueven por el tiempo y el espacio de manera tal que superan a las palabras.

Así, mi mejor traducción sería “Más labor heroica.” Ciertamente, no es una traducción rigurosa.